Guardo la pena y el dolor, guardo sueños e ilusiones, guardo los paisajes que me recuerdan quien soy.
Mi trabajo reflexiona sobre el dolor de las historias no contadas, de un silencio pasado, denso, impuesto, el silencio de las vidas negadas, hechas desaparecer, de un pasado que deja huella. Mi pieza metaforiza sobre hacer memoria aunque se olvide, aunque nunca salga a la luz.
Utilizo materiales que evocan objetos del olvido, que cuentan de fragilidad y resistencia, del paso del tiempo, de restos que quedaron, objetos que hablan “de lo que no se habla” como dice Mieke Bal.
Construyo relicarios que guardan las memorias del silencio.